¿Qué ocurre cuando no es un periodista, sino alguien, pongamos de Recursos Humanos, el que tiene que dar a conocer la “verdad” corporativa? A veces, y sólo a veces, sobre todo a los felices e indocumentados, sucede que les asalta un dilema moral porque resulta que saben que lo que cuentan no es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Cómo si eso fuera posible…. Para ellos, valgan unas reflexiones.

Que en su nota la realidad supere a la ficción, sea una ficción o vaya usted a saber, no tiene importancia. Lo que debe importarle es que la una, la otra la de más allá, esté bien contada. Así, que la verdad que cuente la empresa sea una mentira para la parte sindical o, a la inversa, tampoco es un problema. Sepa que nadie es objetivo y todo el mundo es interesado cuando relata un hecho. Más aún, la realidad no puede ser reflejada enteramente, sino mediante elipsis, resúmenes, criterios y puntos de vista particulares. Al final se trata de titular y hacer una narración inteligible de un hecho de interés que viene firmado.

periodista_negro

El «negro», un periodista que escribe por usted.

Que la noticia no estropee el titular es una expresión común de la canallesca, denominación con la que se conoce a los encargados de contar historias en los medios de comunicación, también conocidos como periodistas. Ponga un canalla honrado en su organización y su relato ganará quilates en calidad e interés.

¿Es más honrado un periodista de La Razón que uno de El País? Cada uno defiende una línea editorial y es el lector quien se hace con una opinión, más o menos crítica, según su capacidad de discernimiento y ganas de pensar por cuenta propia. La cláusula de conciencia de un periodista y el respeto a la confidencialidad de las fuentes son las grandes máximas del periodismo, aunque hay quien acertadamente apunta que lo mal pagado del oficio es lo que realmente condiciona su desempeño. En realidad, lo importante es justificar el sueldo, sea o no digno, consiguiendo información para los espacios asignados y que la información facilitada por su fuente no sea, en última instancia, una simple intoxicación.

A usted, persona de Recursos Humanos a la que se le ha encomendado por parte de la Dirección que escriba una nota sobre la necesidad de establecer las subidas de sueldo por debajo del IPC, lo que le importa es explicarlo bien. Primero, la nota estará firmada por la Dirección, no por usted personalmente (no se crea tan importante); segundo, el comité de empresa ya se encargará de contar la necesidad perentoria de ubicarla por encima del IPC, tras “la continuada pérdida de poder adquisitivo acreditada en el último lustro”; tercero y más importante, nunca olvide que el trabajador que leerá su comunicado y el del comité no es tonto y sabrá a qué atenerse dentro de su margen de maniobra. Y si usted se cree un mentiroso, dimita y váyase a casa, pero no cobre y se queje a la vez.

Hágame caso, si no se ve capaz, moral o sintácticamente, contrate un “negro”, un canalla de verdad que cuente lo que usted quiere. Créame, usted dormirá mejor y los trabajadores se podrán enterar de lo que la empresa quiere comunicarles. Y, no se preocupe, si sabe elegir, le saldrá barato.