Parece ser que todos los testimonios coinciden en que Steve Jobs, padre garajista de Apple y resucitador de la firma, era bastante genial y aún más insoportable. Él no necesitaba escuchar a lo clientes, sino que les daba un producto atractivo y cerrado que sabía que les iba a gustar, se llame iMac, ipod, ipad, iphone o lo que fuera.

Jobs joven

Desde sus primeros pasos, Jobs sólo escuchó a su intuición. Y le fue bien.

Como el común de los mortales, no tuve el gusto de conocer al famoso Jobs, pero sí a una encantadora nonagenaria irlandesa que sólo suponía un peligro cuando en los largos últimos años de su vida se ponía al volante, así que los del barrio se avisaban telefónicamente cuando la veían salir del garaje con el coche. La dama contaba que, llegada a Inglaterra para casarse allá por los años treinta del siglo pasado, su parentela política estaba asombrada de cómo a las pocas fechas de su llegada conocía a tanta gente y estaba tan bien informada. Cuando le interrogaban sobre su secreto, respondía: “hablo con la gente y les pregunto sobre las cosas”, explicaba a los circunspectos ingleses.

Si usted no se llama Steve Jobs y quiere saber qué pasa en su empresa lo mejor que puede hacer es seguir el ejemplo de la encantadora anciana y preguntar para saber qué pasa en su organización. Y después, en vez de quedarse con la información, vuelva a preguntar sobre las mejoras que pueden implementarse. El caso también aplica no sólo a las individualidades, sino a los grupos de ilustrados. La revolución rusa partió de un grupo selecto de bolcheviques. Ellos iban a liberar a un pueblo ignorante. Como sabemos, la cosa no acabó de salir del todo bien. Hoy en los tiempos del hombre digital, hay medios y razones para construir de forma colaborativa. Y eso es comunicación corporativa, un entorno abierto que tiende a ordenarse cuando hay un objetivo común.

Así que empiece por promover una encuesta de satisfacción de la Comunicación interna en su organización. Ayúdese de una organización externa que garantice un resultado independiente a partir de una consulta confidencial, propóngase un plan de mejora con los resultados y no olvide aplicar las acciones correspondientes para que quede claro que no se trataba de un brindis al sol. Le apreciarán más que al gran Steve Jobs, por cierto, reciente y brillantemente interpretado por Michael Fassbender (“Jobs”-Danny Boyle, 2015) y puede que se convierta en un gran conductor corporativo cuya potencial falta de reflejos sea compensada con la aportación de los de su alrededor.