El nombre de una organización a lo largo del tiempo es un valor. Hay quien se reinventa, como David Bowie (que fue además Ziggy Stardust y el Duque Blanco), porque responde a una realidad artística cambiante; hay quien tiende a permanecer, como la mancheta de un periódico, que busca identificar su línea editorial a través de diferentes generaciones.

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La mancheta del The New York Times apuesta por el clasicismo a través del tiempo.

El secreto está en la idea. Si quieres mantener una misma idea, mantén tu nombre. Si quieres transformarte en otro, cámbialo. El nombre es tan importante que,  sin él,  no eres nadie. ¿Cómo se llamaba aquél? No me acuerdo. Hasta te pueden robar el nombre. En internet la pelea por el dominio es un clásico. Listos que se adelantan a registrar un dominio para después chantajear al que hubiera sido legítimo propietario del mismo o aprovecharse de su trabajo. Es la picaresca de siempre, pero en términos digitales.

Pero puedes querer cambiar de identidad porque has crecido y el nombre se te ha quedado pequeño en un mundo de negocios global, porque quieres homogeneizar una corporación con una diversidad ingobernable o porque responde a una realidad histórica que no acompaña la nueva era que se desea protagonizar… Incluso, más “gatopardianamente”, a veces hay que cambiar algo para que todo siga igual.

Para llevar a cabo un cambio de nombre, hay que decidir sobre la nueva denominación, su comunicación a los diferentes públicos y su implantación. Es un proceso que debe ser muy ordenado y que debe producirse al ritmo adecuado. Hay que trabajarse el nuevo nombre (encontrar su tagline, claim…), buscar las características que mantendrán la vieja clientela y atraerá a la nueva, saber venderlo interna y externamente y, además, tomarse el trabajo de llevarlo a cabo y asumir el presupuesto de implantación.

Una nueva identidad corporativa exige un manual que establezca su permanencia con respeto a las razones que la originaron a la hora de desarrollarse en los diferentes soportes, físicos, publicitarios y corporativos en general. Es tarea de profesionales, como la de reforzar el proceso de cambio y el seguimiento del mismo para ver si, efectivamente, ha tenido éxito. En Dos Comunicación te ayudamos a crear, dar a conocer e implantar tu nueva identidad corporativa. Si quieres cambiar, cuenta con nosotros. Y si quieres reforzar la actual, también. Reiterado queda, nos llamamos Dos Comunicación.